martes, 21 de julio de 2009

Sobre incendios y maniobras militares.

Por Angel Luis Arjona.

De nuevo otro incendio, esta vez de mayor intensidad que el del 11 de junio, se ha declarado en el campo de maniobras de Chinchilla. ¿Cuál fue la causa? ¿Qué valoración se hará de los daños generados? Si es un terreno recuperado medioambientalmente, ¿por qué sólo se puede apagar desde el aire mientras el suelo está sembrado de bombas durmientes? Con la proximidad de los cursos de adiestramiento de pilotos OTAN en Albacete y el consiguiente aumento de prácticas con sede en Los Llanos, ¿puede incrementarse el peligro de más accidentes e incendios en la zona? Como ciudadanos con derecho a recibir información cuando ocurre algún siniestro de este tipo, ¿habrá comunicados de prensa por parte del Ministerio de Defensa en donde se nos informe rápida, debida y transparentemente sobre estas y otras cuestiones? La respuesta está clara: no. Ni habrá intención de ser claros con los ciudadanos que, con sus impuestos, contribuyen al mantenimiento de dicho Ministerio y lo que bajo él se ampara. A lo sumo se minimizarán las causas y las consecuencias no vaya a ser que, sabiendo demasiado, nos enfademos más de la cuenta con quienes buscan la paz a través del comercio de armas y del uso continuado de la guerra, ya que estos individuos se amparan en un subjetivo concepto económico de Justicia que avala desigualdades a escala planetaria. Sin olvidar que por Albacete, y por mandato de sus gobernantes, pasará algún que otro piloto que acabará bombardeando Afganistán con uranio empobrecido y fósforo blanco.
Incendio en la sierra de Chinchilla (Albacete)

También el pasado día 11 de junio hubo otro incendio en el campo de maniobras de Chinchilla. Al parecer, por el intenso calor. Pero todo apunta a que uno de los factores clave en ambos casos fue que en la zona se realizan prácticas militares, incluidos sobrevuelos, en un horario y en unas condiciones climatológicas propensos a que una pequeña chispa provoque un gran fuego. Inteligencia militar, que se dice. Gracias a numerosos testigos sabemos que en la extinción del gran incendio del día 11 ocurrido en el campo de maniobras de Chinchilla intervinieron también, como ahora, medios aéreos civiles, los cuales estuvieron buena parte del día sobrevolando lugares como Alatoz. Ya que el Ministerio ha puesto un gran empeño en la recuperación medioambiental de la zona, ¿se informó de la envergadura del incendio? No. ¿Sabemos en qué grado quedaron afectadas la flora y la fauna de la zona? No. Lo mismo que ahora, ¿hubo entonces algún momento de peligro real para las poblaciones cercanas al campo de maniobras, entre otras cosas porque quizá se dispersasen en la atmósfera partículas nocivas para la salud contenidas en el diverso armamento dormido que yace desparramado en el suelo y de cuyos componentes exactos nunca se nos informa? Tampoco dirán toda la verdad; aunque sí sabemos, por ejemplo, que el uranio empobrecido de las bombas que algunos países lanzan por el mundo lo respiramos todos de por vida: así es la guerra, nadie se escapa. Ni tú, ni tus hijos. Aunque lo oculte tu partido.

No es de extrañar que no se den demasiadas explicaciones por un incendio puntual o que éstas vengan a destiempo y con lagunas: los ciudadanos a quienes se pretende defender no importamos tanto como las multinacionales que proveen de armamento a los gobiernos. ¿Un ejemplo? Los vecinos cercanos a esta zona militar llevan décadas pidiéndole a Defensa la desmilitarización de la sierra, que se hagan estudios radiológicos del entorno, así como ser informados sobre el material que se guardó durante estos años en el polvorín de Chinchilla y sobre cuáles son los componentes de cada una de las bombas que han venido explotándose en la zona desde que se utiliza como campo de maniobras y polígono de tiro. Pero la respuesta, evidentemente, está en el aire…

Publicado en La Tribuna de Albacete, Rebelión y en Insumissia.